Bernstein ninguneó a Capablanca y a él lo menospreció Najdorf
Vueltas que da la vida. En 1911 Ossip Bernstein ninguneó a Capablanca en el torneo de San Sebastián por su supuesta novatez en los grandes eventos y 43 años más tarde Miguel Najdorf lo menospreció a él en Montevideo por su “excesiva veteranía” a los 72 años.
El hecho, ya de por sí irónico, adquiere superlativos relieves paradójicos porque en ambas ocasiones “el rival más débil” no sólo se alzó con la victoria, sino que lo hizo en forma inapelable y obtuvo sendos premios de brillantez.
Como ya informamos en la nota “Dos bocones enmudecen ante el genio”, en el famoso evento español de 1911 el cubano José Raúl Capablanca, quien luego se convirtió en el tercer campeón mundial, no era muy conocido en Europa, por lo que Bernstein, lo mismo que Aaron Nimzovich, protestaron por su inclusión en esa competencia de fuertes maestros.
Quiso el destino que Ossip fuera el primer rival del genial antillano, quien con las negras lo inmortalizó con instructivo sacrificio de dama en finales, lo que le valió el premio a la partida más brillante. Capablanca también derrotó a Nimzovich unas rondas después.
Pues bien, en el torneo que en 1954 se disputó en la capital uruguaya, los papeles se invirtieron. Ahí el ninguneado fue el ruso-francés Bernstein, que nació en un día como hoy, 20 de septiembre de 1882, como publicamos ayer en “Un triunfo salva su vida”.
Olvidando el sabio dicho popular de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, el polaco-argentino Najdorf se inconformó argumentando que era injusto medir fuerzas contra “un oponente tan viejo”. Quizá no estaba enterado del impresionante palmarés de su rival.
Desde antes de comenzar la competencia, Najdorf se sentía ya el ganador. Era tal su confianza que convenció a los organizadores de aumentar el premio del primer lugar a expensas de los demás puestos. Pero entonces, como dice el dicho, “le salió la criada respondona”.
Su septuagenario antagonista lo derrotó con blancas en lucido final de piezas menores que le hizo merecedor del premio “Brilliancy”. Estos dos jugadores compartieron el segundo-tercer lugar. El campeón fue el chileno René Letelier, quien no pudo menos que agradecer la altanería de Najdorf, al que le salió el tiro por la culata.