Humpy Koneru, líder del Grand Prix Femenino
MÓNACO, 3 de diciembre._ De no haber sido por la batalla sin tregua en que se enzarzaron la rusa Valentina Gunina y la india Humpy Koneru, que se mostraron como dos auténticos gallos de pelea, el arranque del II Grand Prix Femenino de la FIDE se hubiera caracterizado hoy por su falta de combatividad.
Exceptuando ese duelazo, que la compatriota de Anand ganó con negras en 81 movimientos, para ponerse de líder única, en los otros cinco el espíritu navideño pareció apoderarse de los tableros.
Masivos intercambios de piezas, jaques perpetuos y acuerdos de paz en posiciones llenas de vida hicieron que el glamour superara claramente al belicismo en la ronda inicial, que contó con la presencia del presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), el ruso Arkady Dvorkovich.
El afán de triunfo de la eslava pudo más que la prudencia y evitó las tablas en todas las palestras, pues rechazó una repetición de movidas en el ecuador de la partida e intensificó su ataque. Pero por algo Humpy ganó hace dos meses el I Grand Prix, en Skólkovo, Rusia.
La india se lució en la defensa y en determinado momento invirtió los papeles y asumió la ofensiva, ganó un peón y pasó a final ventajoso, que con paciencia guerrera concretó en victoria al llevar un peón a una casilla de coronar para forzar la capitulación de las blancas.
En otro tablero, la sueca Pía Cramling entabló frente a la rusa Alexandra Kosteniuk, en 43 lances de una defensa Nimzoindia. Un fraternal choque entre las hermanas ucranianas Mariya y Anna Muzychuk derivó en salomónico empate después de 30 movimientos en los que menudearon los intercambios de piezas. Un jaque perpetuo con la dama negra finiquitó el encuentro, que se inició con una defensa Eslava.
Otra confrontación que derivó en empate por repetición de movidas fue la que protagonizaron las rusas Aleksandra Goryachkina (blancas) y Katherina Lagno, quienes firmaron el armisticio en 32 lances. No había mucho espíritu de lucha de Aleksandra, quien el próximo año disputará la corona mundial a la china Ju Wenjun, pues en el momento en que se firmaron las papeletas ella tenía ligera ventaja y fue la que forzó la repetición, en una posición llena de vida.
Una masiva eliminación de piezas precedió a un acuerdo de paz entre la alemana Elisabeth Paehtz y la china Zhao Xue, en 31 jugadas, tras arribar a un final de alfiles de colores opuestos. Similar historia se registró en la partida entre la india Harika Dronavalli (blancas) y la georgiana Nana Dzagnidze, quienes acordaron el armisticio en el lance 42.