Ennio Morricone, impulsor del juego ciencia
Desde niño se apasionó por el ajedrez y de joven soñaba con ser gran maestro, pero otra vertiente del arte, la música, se interpuso en esa meta y todo indica que para bien. Es muy probable que, a pesar de su enorme talento, el juego ciencia no le hubiera aportado tanta fama y fortuna como la actividad a la que se consagró.
Ennio Morricone, quien murió este lunes a los 91 años de edad a consecuencia de una caída en su hogar, en su natal Italia, llegó a empatarle una partida informal al ex campeón mundial Boris Spassky y fue amigo personal de otro gran músico y ajedrecista, Mark Taimánov.
De acuerdo con un boletín que dio a conocer la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), el ítalo también se enfrentó a otros monstruos sagrados de la milenaria disciplina, como los rusos Anatoly Kárpov y Gary Kaspárov, así como los húngaros Judit Polgar y Peter Leko, que le ganaron.
Su afición por los trebejos era tan grande que llegó a entrenar con el maestro internacional Stéfano Tatai, múltiple campeón italiano, pero a los 18 años tuvo que alejarse del universo de las 64 casillas para entregarse por completo a la que sería su profesión: compositor de cine.
No obstante, cuando ya era famoso en el ámbito del cine, frecuentaba los torneos que se realizaban en su país y en varias ocasiones fue invitado de honor. Su sola presencia era un buen impulso para el ajedrez.
De hecho, desde niño promovió esa pasión a la que no pudo dedicarle todo el tiempo que hubiera querido. Fue lo contrario del tártaro nacionalizado estadounidense Gatá Kamski, quien de niño era un talento para la música y el ajedrez, pero tuvo que escoger una y dejar otra actividad.
Resulta que Ennio aprendió el juego ciencia cuando de niño se topó por casualidad con un libro sobre el tema y terminó organizando un torneo con otros pequeños que vivían en el mismo edificio que su familia. Pero su padre se dio cuenta que el ajedrez estaba interfiriendo con sus estudios de música, así que puso fin a este nuevo pasatiempo.
Morricone, legendario autor de más de 500 bandas sonoras para cine y televisión, ganador de un Óscar en 2016 por poner música a una obra del cineasta Quentin Tarantino y otro honorífico 10 años antes, también promocionaba con su trabajo a su amado ajedrez.
“Si no me hubiera convertido en compositor, hubiera querido ser un jugador de ajedrez, pero de alto nivel, alguien que compitiera por el título mundial”, comentó una vez el italiano durante una entrevista con una publicación europea.