Raul Capablanca juando con un alien extraterrestre

Triple mate a un alienígena

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Mítico duelo entre Capablanca y un marciano

A raíz del duelo espacial que se celebró anteayer 9 de junio entre el ruso Sergey Karjakin y el cosmonauta Anatoly Ivanishin, un lector pidió que “Ajedrez Noticias” comentara la partida que el cubano José Raúl Capablanca ¡le ganó a un marciano! en los años veinte del siglo pasado.

A punto estuvo de terminar tan fantástica petición en el bote de basura digital, pues en la Redacción se pensó que era obra de un bromista. Sin embargo, ajedrecistas al fin, pudo más la curiosidad y nos pusimos a investigar.

Después de todo, recordó un redactor, si hemos tenido un presidente de la FIDE que fue abducido por extraterrestres, según aseguró más de una vez el propio Kirsán Iliumjinov, antecesor de Arkady Dvorkovich, ¿por qué no darle el beneficio de la duda a nuestro lector?

Para sorpresa nuestra, hallamos no pocos relatos sobre ese ficticio encuentro con el cubano. Incluso dimos con la posición final, en la que el ex campeón mundial tenía en mate a su rival. Y es a partir de ahí cuando se suceden pasmosas maniobras de jugadores con inteligencia superior.

Para abreviar, diremos que el visitante espacial evitó su rendición coronando otro rey negro (en seguida les explicaremos por qué) y el terrícola, no menos ingenioso, promocionó también un peón, pero haciendo que surgiera otro soberano oscuro. ¡Tres reyes negros en la palestra!

Se sobreentiende que tan extraordinarias maniobras corresponden a un problema de fantasía, de cuyo autor se desconoce el nombre, pero que es muy llamativo y aleccionador, más que nada por la manera en que Capablanca resuelve la situación al coronar un segundo peón y dar triple mate.

El isleño, según un relato, estaba bajo un árbol repasando variantes en un tablero de ajedrez y de pronto en el firmamento surgió una nave interplanetaria que no tardó en aterrizar. Del artefacto descendió un marciano, que le preguntó al isleño quién era y qué hacía.

Tras sobreponerse de la sorpresa, el entonces monarca del mundo se identificó y dijo que entrenaba para defender su título. De ahí se deduce que el episodio sucedió entre 1921 y 1927, lapso en el que el latinoamericano ciñó sobre sus sienes la corona universal.

El extraterrestre se mostró muy interesado en el juego y le pidió al terrícola que le enseñara las reglas. Capablanca accedió de buen grado y dio una cátedra elemental sobre el juego ciencia, remarcando que cuando un peón corona se puede pedir cualquier pieza.

A continuación, el viajero espacial propuso jugar un encuentro, lo que el cubano aceptó. Tras continuos intercambios de piezas, se llegó a la siguiente posición crucial: (blancas, Capablanca) Rb3, Aa6, Ab6, Cf4, Cg4 y dos peones, en a7 y h6; (negras) Ra1 y peones en a2 y h2.

Las piezas claras vieron que tenían mate y llevaron su rey a c2 planeando dar la estocada en el siguiente lance con su alfil en d4. Para su sorpresa, las negras coronaron y pidieron otro rey. Cuando el terrícola le dijo que no se podía pedir otro rey, el visitante le recordó que el propio antillano dijo que se podía pedir ¡cualquier pieza!

Así el marciano, que jugó bastante bien para ser su primera partida, creyó asegurar las tablas, pues si le daban mate con alfil en d4, el otro rey negro no podía mover. Entonces la genialidad de José Raúl se puso de manifiesto y coronó su peón pidiendo ¡otro rey negro!

En el paroxismo de la batalla, el viajero tuvo que mover su tercer rey de color a b8 y Capa avanzó su otro peón a h7. Cuando el marciano llevó de nuevo su soberano a a8, el monarca mundial promocionó su peón y pidió dama, con lo que dio mate simultáneamente a los tres reyes rivales.   


Vídeo de Partidas Inmortales de Ajedrez

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