Goryachkina, única líder

Cátedra en un final de caballo contra alfil

MÓNACO, 11 de diciembre._ A lomos de un albo corcel pura sangre, la joven rusa Aleksandra Goryachkina se adelantó en la carrera por el primer puesto del Grand Prix Femenino de la FIDE, al vencer a su compatriota Valentina Gunina en 51 movimientos.

Como la india Humpy Koneru sólo pudo empatar con negras frente a su compatriota Harika Dronavalli, en 31 lances, Aleksandra, la próxima retadora de la campeona mundial china Ju Wenjun, quedó como única líder, con seis puntos.

Desde la jugada 20, la más joven de la competencia quedó con peón de ventaja en una apertura Catalana. Las blancas no se apresuraron a concretar su ventaja, sino que fueron apretando poco a poco, mejorando su posición. En el lance 37 aceptaron el cambio de damas, ya con la vista puesta en el final de juego resultante.

De inmediato tomaron un caballo a cambio de un alfil y se dibujó sobre la liza un final de peones y piezas menores, en el que la acción del rey albo fue decisiva. El soberano se trasladó del flanco rey al de la dama y arrastró a su rival a ese sector. Entonces avanzó su peón de la columna e, lo que permitió la irrupción fulminante del equino. Valentina no quiso sufrir más y firmó la papeleta. Con ello se mantuvo sola en el sótano, con apenas un punto.

En la octava ronda sólo hubo dos triunfadoras. La otra fue la rusa Alexandra Kosteniuk, que victimó con negras a la georgiana Nana Dzagnidze en 59 movidas. El juego se inició con una apertura Inglesa, variante Simétrica. Al aproximarse a la treintena de jugadas, las negras quedaron con dos peones de ventaja. Lo demás fue sólo cuestión de técnica.

Los otros encuentros terminaron en la división del punto. La alemana Elisabeth Paehtz (blancas) con la ucraniana Anna Muzychuk en 27 movidas, la china Zhao Xue con la rusa Katerina Lagno y la sueca Pía Cramling con la ucraniana Mariya Muzychuk, en maratónica batalla que concluyó en 86 lances, cuando sólo quedaron rey y torre contra rey y caballo. Una treintena de jugadas antes, las negras tenían dos peones de ventaja, que no pudieron cristalizar en victoria.