El día que evadió la prohibición de jugar un torneo en Cuba
Desde pequeño, Robert James Fischer se caracterizó por la rebeldía. Con frecuencia se levantaba contra lo establecido, dentro y fuera del tablero. El propio gobierno de los Estados Unidos conoció de primera mano los desplantes del genio. Y más de una vez.
Hace exactamente 55 años, en plena “Guerra Fría”, el entonces futuro campeón mundial de ajedrez comenzó su participación en el IV “Memorial Capablanca”, pese a la prohibición del Pentágono de jugar en cualquier competencia deportiva en Cuba.
En un repleto salón del legendario club de ajedrez “Marshall”, en Nueva York, el 25 de agosto de 1965 un mensaje vía teletipo salió con destino a La Habana. Transmitía la primera jugada del joven “Bobby”. De ese peculiar modo evadió el impedimento de su gobierno.
Fue la primera partida de un torneo jugada por teletipo en el mundo. Hubo aglomeraciones a ambos lados del hilo, pues la intervención del joven estadounidense, ya entonces todo un ídolo en su país, levantó gran expectación.
Fischer condujo las piezas negras en el primero de sus 21 encuentros en esa competencia. Su rival fue el maestro internacional Heinz Lehmann, de la República Federal de Alemania, quien condujo las blancas. En el Salón Embajadores de la capital antillana, sede oficial del “Capablanca”, una lluvia de flashes acompañó el lance inicial del europeo: e4.
Como refiere el árbitro internacional José Luis Barreras Meriño en su libro “El ajedrez en Cuba”, la trascendencia del torneo fue universal, más allá de las fronteras del ajedrez, y derivó en un incremento inmediato de la popularidad del juego en la isla y en muchos países.
Incluso el presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), el doctor Folke Rogard, de Suecia, expresó el reconocimiento oficial del órgano a su cargo por la organización de esa competencia, que resultó de la más elevada calidad.
El choque inaugural se inclinó en un triunfo para la adorada defensa Siciliana de Fischer, luego de 32 movimientos. Fue la primera de 12 victorias para el norteamericano, que empató seis duelos y perdió tres para totalizar 15 unidades, medio menos que el campeón, el soviético Vasily Smyslov, para esas fechas ex monarca universal.
Fischer igualó en puntos del segundo al cuarto lugar con el yugoslavo Borislav Ivkov y el soviético Efim Guéller, que terminó invicto, lo mismo que su compatriota Ratmir Jolmov, uno de los tres verdugos de Bobby. De esta última batalla hablamos hace unos meses en la nota “Casi borracho vence a Fischer”.