Los populares duendecillos que promueven la igualdad
Hoy sábado se celebra en el mundo el Día de los Pitufos, populares y longevos duendecillos que viven en hongos o setas en lo profundo del bosque y han cautivado a los niños durante varias generaciones, mediante historietas y películas que han sido todo un éxito de taquilla.
Como no podía ser de otra manera (la vida imita siempre al ajedrez), desde hace años se elaboró un juego de ajedrez que recrea sobre el tablero a esos vivarachos personajes azulados a los que en 1958 les dio vida el dibujante belga Pierre Culliford, mejor conocido como “Peyo”. Un juego muy peculiar que hace las delicias de los coleccionistas de juegos en todo el orbe.

Originalmente llamados “Schtroumpfs” en Francia, donde tuvieron su origen, los Pitufos forman una comunidad secreta, todos tienen igual estatura, unos 19 centímetros, viven más de 100 años y no usan nombres propios para llamarse entre sí.
Sin embargo, hay una serie de personajes recurrentes que se distinguen por sus cualidades o sus defectos, sus aficiones o alguna otra peculiaridad, como Filósofo, Valiente, Goloso, Bromista, Gruñón, Deportista, etcétera, todos antecedidos necesariamente por la palabra Pitufo.

La genial creación de “Peyo” ha sido blanco de interpretaciones ideológicas, algunas antagónicas. Una de las más fantasiosas y fuera de lugar es la que la acusa de hacer apología del comunismo. Y todo porque varias de sus costumbres motivan a la igualdad entre los habitantes.
En la comunidad de esos seres azules todo es común y laboran para el bien general, no hay clases y a todos se les considera por la función social que desempeñan, como Pitufo Doctor, Arquitecto, Granjero, etcétera.
Sus críticos incluso externan la puntada de que Papá Pitufo, que tiene 400 años, barba gris y gorro rojo, encarna nada menos que a Karl Marx, el fundador del comunismo. ¡Cosas veredes! Por suerte, ninguna de esas críticas de mala fe han hecho mella en la popularidad de esos gnomos.
Sobre la palestra cuadriculada, Papá Pitufo personifica al rey y Pitufina, la única mujer en la comunidad, recrea a la pieza más poderosa sobre el tablero. Coloridas setas ocupan toda la segunda fila, donde va la infantería del juego, los peones, al comienzo de la batalla cerebral.