El ajedrez promueve la igualdad, subraya la FIDE
El racismo, flagelo de la humanidad que ha sido puesto sobre la mesa en las últimas semanas, no tiene cabida sobre el tablero. Lo remarca el ruso Arkady Dvorkovich, presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), cuyo lema es “Gens una sumus” (Somos una familia).
“En el tablero de ajedrez, las diferencias de edad, sexo, religión, color o condición económica se vuelven irrelevantes, simplemente desaparecen. Inmediatamente desarrollas algo de respeto por una persona con la que intercambias ideas a un nivel tan profundo”, subraya.
En un documento, el líder mundial de los combatientes del tablero enfatiza: “La FIDE condena el racismo en los términos más enérgicos, y defendemos la no discriminación como uno de los pilares fundamentales del Movimiento Olímpico, al que pertenece la FIDE”.

“Los jugadores de ajedrez tienden a viajar mucho, y cuanto más viajas más expuesto estás al racismo y la xenofobia. Ese ha sido el caso de Pontus Carlsson (gran maestro) y muchos otros”, señala. “Hemos escuchado sus testimonios y nos gustaría ofrecerles nuestro apoyo”, agrega.
Dvorkovich hizo esas declaraciones en respuesta a consultas que se le hicieron sobre la política de la FIDE respecto a la discriminación racial y cómo maneja el organismo esos casos.
Días antes, Carlsson, GM sueco de origen colombiano, reveló que durante años, por su color de piel, ha sido víctima de expresiones de racismo y discriminación en Alemania y otros países, donde lo han llamado “negro” y “mono de mierda”.

El “demonio”, como el cineasta Jordan Peele define al racismo, cobró actualidad en varios países a raíz de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco en Estados Unidos. Eso incendió a esa nación, que ha registrado manifestaciones de protesta en decenas de ciudades.
El presidente norteamericano Donald Trump, el mismo que poco después de su ascenso al poder afirmó que Estados Unidos no cuenta con ningún gran maestro (hay 101), tildó de vándalos, saqueadores y terroristas a quienes se manifestaron contra el asesinato de Floyd.
Algo curioso, pues el mismo gobernante elogió las violentas protestas que se registraron antes en Hong Kong, Venezuela e Irán y llegó a calificar a esos manifestantes de “héroes de la democracia” y “luchadores por la libertad”.
El comunicado de la FIDE sostiene que la mayoría de los incidentes (de racismo y discriminación) ocurren al margen de las competiciones. “En los torneos de ajedrez, nos enorgullece decir que los incidentes son mínimos y nos mantendremos alerta para evitarlos”, asegura.
“De hecho, nadie ha presentado una queja sobre discriminación racial en ninguno de nuestros eventos oficiales, al menos desde que la administración actual asumió el cargo en 2018”, dice. “La Olimpiada de Ajedrez, donde los jugadores de más de 180 países viven juntos durante dos semanas, es una verdadera celebración de la Unidad de la humanidad en toda nuestra diversidad”.
El documento agrega lo siguiente:
“Creemos que hay algo realmente hermoso en el ajedrez: nos hace centrarnos en lo que tenemos en común como seres humanos, más que en lo que nos hace diferentes… La razón es que cuando juegas ajedrez con alguien es como si pudieras ver sus pensamientos, entras en el cerebro de tu oponente y estableces algún tipo de comunicación, incluso si los jugadores hablan otro idioma”.
“Incluso podríamos decir que el ajedrez es el ecualizador definitivo. Es por esta razón que está ganando tanta popularidad como una herramienta educativa. Los beneficios educativos del ajedrez no se limitan al desarrollo intelectual: también es una herramienta formidable para el desarrollo social en los niños.
“La mejor contribución que la FIDE puede hacer contra el racismo es seguir trabajando para llevar el ajedrez a las escuelas y honrar nuestro lema ‘Gens una sumus“.
Así las cosas, se puede considerar, sin temor a equivocarse, que el ajedrez constituye un antídoto, la mejor terapia contra el racismo y la discriminación. Ahí el único privilegio del que gozan las piezas blancas es realizar la jugada inicial, pero fuera de eso todo es igualdad.