Visita las tumbas de tres genios del ajedrez
MÉRIDA, Yucatán, 3 de febrero._ Darío Muñoz Rodríguez, un bohemio del ajedrez, es más que un simple aficionado de hueso colorado. El mexicano, oriundo de Ciudad del Carmen, Campeche, inventó un sistema de desempate que aún está afinando, y les rinde un tributo especial a sus grandes ídolos… visitando sus sepulcros.
Jubilado de la Universidad Autónoma de Ciudad del Carmen (Unacar), Darío visitó este fin de semana la tumba del mejor ajedrecista mexicano de la historia, el gran maestro Carlos Torre Repetto, de donde dos veces los amigos de lo ajeno se han llevado la pieza que lleva su primer apellido.
Unas semanas antes, en vez de venir como acostumbra al torneo internacional “Carlos Torre Repetto In Memóriam”, que se realiza a mediados de diciembre, visitó en Nueva Orleáns la última morada del estadounidense Paul Morphy.

Meses antes estuvo en La Habana, Cuba, donde conoció el lugar en que reposan los restos del tercer campeón mundial, José Raúl Capablanca y Graupera. En la Necrópolis de Cristóbal Colón, que acoge las tumbas de grandes personalidades de la Mayor de las Antillas, un rey blanco de mármol adorna el mausoleo del precoz isleño que a los cuatro años de edad aprendió a mover los trebejos viendo jugar a su padre.

En Mérida, Darío hizo lo que muchos ajedrecistas fuereños: de inmediato se apersonó a la “Casa del Ajedrez”, céntrico edificio comercial situado en pleno corazón de la capital yucateca (contra esquina del zócalo). Ahí coincidió, entre otros, con el árbitro y entrenador Miguel Ricardo Sosa Pérez, el cubano Isnel Fajardo Leyva, quien acaba de llegar de visita desde Texas, Estados Unidos, y la joven maestra Karla Angélica Castro Chimal, presidenta del Club de Ajedrez Valladolid.
La informal reunión devino en amena y prolongada charla de sobremesa en un restaurante cercano, una auténtica peña de ajedrez a la que se unieron Rosa María Ballote Alamilla, gerenta de “Diagonales”, tienda especializada en artículos ajedrecísticos, y el ex campeón estatal Jorge Alberto Balam Díaz, secretario del club “Bobby Fischer”.
Aderezada por relatos y anécdotas del viajero carmelita, la velada se prolongó más de lo programado, pues la amenidad propició que el tiempo transcurriera más raudo que en las lides de “blitz”, vocablo germano que equivale a relámpago. Muñoz Rodríguez comentó que la diabetes que le amaga como un jaque doble a la descubierta le impidió hace un año acudir como visitante al famoso torneo de Wijk aan Zee.
La tumba de Torre Repetto está en la Rotonda de los Hombres Ilustres, en el Cementerio de Xoclán, y en su visita acompañaron al campechano Sosa Pérez y el antillano Fajardo Leyva.

En la improvisada peña, Darío también habló de su sistema de desempate, en el que trabaja desde hace varios años y que se basa en el dominio del espacio para adjudicar partidas que terminan en tablas. De ello hablaremos largo y tendido en próxima entrega.